La resiliencia es la capacidad de sobreponernos a una crisis, desarrollando así una adaptación saludable y funcional y generando nuevas habilidades personales que nos permiten hacerle frente a situaciones nuevas. La crisis en sí tiene dos elementos: genera un cambio, pero también genera una oportunidad.
De hecho, las mejores lecciones de vida surgen después de una crisis. Piensa en tu vida y algún aprendizaje que has tenido que hasta ahora te ha sido de utilidad, te darás cuenta que ese aprendizaje surgió a partir de una “crisis” o como muchas veces le llamamos un “problema”. En muchas ocasiones, las personas que han pasado por situaciones de crisis extrema han incluso planteado que en su vida hubo en crecimiento a partir de esa situación.
Al inicio de una crisis todos somos “víctimas” de la situación, sin embargo, tenemos dos opciones: mantenernos en ese estado, o convertirnos en sobrevivientes y así generar resiliencia.
La mejor forma de convertirnos en resilientes es identificar las fortalezas que aún tenemos, las habilidades que nos siguen permitiendo funcionar. En momentos críticos e inesperados es posible que se nos dificulte identificar dichas fortalezas, y podemos percibirnos como indefensos. Sin embargo, cada uno de nosotros tiene habilidades y virtudes que nos mantienen fuertes a pesar de la crisis. ¿De que forma podremos identificar nuestras fortalezas, de donde viene nuestra fuerza de resiliencia y cómo podemos fomentarla?
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